El centro histórico de Pontevedra, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1951, es uno de los mejores conservados de Galicia, y testigo indiscutible del esplendor medieval de la ciudad, cuando Pontevedra aún estaba profundamente ligada al mar.
La belleza de sus calles y plazas seducen a todo aquel que las visita, entre casas populares y de abolengo que revelan el pasado de la ciudad, con importantes muestras arquitectónicas que conservan el encanto de tiempos pasados. Durante todo el paseo quedará patente el pasado hidalgo de Pontevedra, al caminar al paso de los numerosos blasones que ocupan las fachadas de todo el casco histórico.
La plaza de la Leña, donde antaño se vendía la leña para calentar las cocinas, recoge los tres pazos que actualmente albergan el Museo Provincial, reconocido como uno de los museos más representativos de la historia, la arqueología y el arte gallego. A un paso, la plaza de Verdura -donde hasta hace pocos años se podían mercar los productos del campo- se convierte en un de los centros neurálgicos de la villa, punto de encuentro para tomar un refrigerio antes de continuar nuestro paseo hasta la plaza del Teucro, nombre del arquero griego a lo que se le atribuye la fundación de Pontevedra.
Bajando hasta la orilla del río llegamos a la plaza de Mugártegui -justo antes de llegar a la plaza de Abastos- donde se encuentra el pazo que actualmente ocupa la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas, bandera del conocido vino Albariño de la zona. Siguiendo nuestro recorrido, en la parte más alta del casco histórico, encontramos la espectacular plaza de la Ferraría, donde antiguamente los artesanos trabajaban la forja. Hoy es lugar de encuentro de muchos de los espectáculos que se organizan en la ciudad, y acoge, entre otros edificios, el Convento de San Francisco, con sus hermosos jardines.
Además de por la representatividad y excelente estado de conservación de su arquitectura civil, el casco histórico de Pontevedra destaca por su no menos importante arquitectura religiosa. Así, las ruinas del antiguo Convento de San Domingos, a pesar de la que hoy sólo conservan parte de su esqueleto externo y la cabecera del antiguo templo, son consideradas el mejor exponente del gótico gallego.
Cerca de las ruinas de San Domingos se encuentra la Basílica de Santa María a Mayor, declarada Monumento Nacional, de la que cabe subrayar la portada plateresca de excelente talla mandada construir polo antiguo Gremio de Mareantes en el siglo XV, donde aparece representado el Cristo del Bueno Viaje, a lo que los pescadores se encomendaban antes de partir al mar.
Además cabe señalar varias iglesias conventuales representativas, como la de San Francisco, la de la Peregrina, con planta en forma de concha de vieira como símbolo de los Caminos Xacobeos- y, algo más lejos, más abajo de la plaza de la Leña, la de San Bartolomeu y Santa Clara.